Algo Personal
Joan Manuel Serrat
Algo personal Joan Manuel Serrat Probablemente en su pueblo se les recordará como cachorros de buenas per so nas que hurtaban flores para regalar a su mamá y daban de comer a las palomas. Probablemente que todo eso debe ser verdad aunque es más turbio cómo y de qué manera llegaron esos individuos a ser lo que son ni a quién sirven cuando alzan las banderas. Hombres de paja que usan la colonia y el honor para ocultar oscuras intenciones: tienen doble vida son sicarios del mal. Entre esos tipos y yo hay algo personal. Rodeados de protocolo comitiva y seguridad viajan de incógnito en autos blin da dos a sembrar calumnias a mentir con naturalidad a colgar en las escuelas su retrato. Se gastan más de lo que tienen en coleccionar espías listas negras y arsenales; resulta bochornoso verles fanfarronear a ver quién es el que la tiene más grande. Se arman hasta los dientes en el nombre de la pazjuegan con cosas que no tienen repuesto y la culpa es del otro si algo les sale mal. Entre esos tipos y yo hay algo personal. Y como quien en la cosa nada tiene que perder. Pulsan la alarma y rompen las pro me sas y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer nos ponen la pistola en la cabeza. Se agarran de los pelos pero para no ensuciar van a cagar a casa de o tra gente y experimentan nuevos métodos de masacrar sofisticados y a la vez convincentes. No conocen ni a su padre cuando pierden el control ni recuerdan que en el mundo hay niños. Nos niegan a todos el pan y la sal. Entre esos tipos y yo hay algo personal. Pero eso sí los sicarios no pierden ocasión de declarar públicamente su em pe ño en propiciar un diálogo de franca distensión que les permita hallar un marco previo que garantice unas premisas mínimas que faciliten crear los re sor tes que impulsen un punto de partida sólido y capaz de este a oeste y de sur a norte donde establecer las bases de un tratado de amistad que contribuya a poner los cimientos de una plataforma donde edifi car un hermoso futuro de amor y paz.